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La educación explicada por un niño


La educación está presente en nuestras sociedades desde la prehistoria. Nuestros antepasados aprendían unos de otros las actividades necesarias para la vida cotidiana, como recolectar o hacer fuego. Miles de años más tarde se inventó la escritura, lo que supuso un cambio en el método de enseñanza-aprendizaje: ahora el conocimiento se transmitía en los textos. Durante este periodo nacieron las primeras escuelas, pero no es hasta el siglo XVIII cuando se comenzaron a regular los sistemas educativos. El objetivo era preparar a los trabajadores de las cadenas de producción de las fábricas: individuos que hacían lo mismo una y otra vez durante muchas horas al día. Es por ello que la escuela seguía ese mismo patrón. Los niños repetían de memoria aquellos conocimientos que se consideraban necesarios en aquella época. La escuela ha seguido este modelo desde entonces.

Sin embargo, durante los últimos 40 años nuestra sociedad ha sufrido un gran cambio. Se han producido numerosos avances científicos y tecnológicos que han hecho que nuestra sociedad sea una sociedad de servicios e información. También hemos podido conocer gracias a numerosas investigaciones cómo funciona nuestro cerebro, descubriendo que no aprendemos repitiendo, sino haciendo. Es por ello que la escuela que conocemos actualmente necesita ser transformada por completo.


Resulta inútil intentar enseñar lo que hace 60 años, puesto que los métodos y las necesidades han cambiado. El sistema educativo actual debería dar un salto: de memorizar y aprender datos e información a enseñar cómo buscarla. Debemos fomentar el aprendizaje social y emocional para así desarrollar individuos completos, estimular la creatividad, la pasión, la energía o el talento. Como bien menciona el niño en el vídeo, ¿para qué memorizar datos y fórmulas si seguro que eso está en Google? ¿no sería mejor enseñar a los niños a utilizar correctamente las herramientas que, debido a la época a la que nos enfrentamos, tienen a mano constantemente?

No obstante, no debemos hacer ciudadanos dependientes de estas tecnologías: deben saber escribir correctamente sin necesidad de usar correctores ortográficos, calcular operaciones básicas sin necesidad de utilizar calculadoras... En definitiva, ser alumnos competentes con la cultura necesaria para desarrollar en la sociedad actual. Todos los alumnos no van a ser buenos en todas las áreas, pero eso no quiere decir que cada alumno no sea bueno en algo. Ese «algo» es lo que nosotros, como profesores, debemos fomentar.

Para ello, creo que uno de los métodos a tener en cuenta sería la eliminación de los libros de texto. Los alumnos no necesitan un libro donde encontrar toda la información y los conocimientos que aprenderán durante ese curso y limitarse simplemente a la realización de las actividades propuestas. En su lugar, optaría por los aprendizajes basados en proyectos, donde poder desarrollar diferentes áreas a la vez, fomentando la cooperación y el pensamiento crítico. Una de las principales ventajas que supone el aprendizaje por proyectos es la implicación del niño en su propio conocimiento, pudiéndose centrar en sus propios intereses y desarrollando su talento. Seguramente que los alumnos no aprendan, por ejemplo, los escritores más importantes del siglo XX y citen de memoria sus novelas más destacadas, pero sería mucho más útil fomentar su curiosidad y conseguir que lean una novela a su elección.

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